No Tiene la Culpa el Gobierno

Muchos, con fines políticos, dicen que la culpa de la devastadora violencia que azota a México es del gobierno. Esa opinión revela el extremo de la estupidez y de las malas intenciones. De los crímenes imperdonables que se cometen, los culpables son los que los llevan a cabo.

Adán J. Loredo
Adán J. Loredo
29 de April · 502 palabras.
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🕘 Resumen

En este artículo se aborda el tema de la seguridad pública en México y la responsabilidad del gobierno en garantizar la paz y protección de los ciudadanos. Se critica la iniciativa de golpear el panal para evitar la salida de avispas, ya que la principal función de un gobierno debe ser la de procurar el bienestar de la sociedad. Aunque es su obligación buscar y encarcelar a los criminales para que los ciudadanos honestos puedan vivir en paz, se cuestiona la eficiencia del gobierno para hacerlo. Se destaca que la buena intención no es garantía de éxito y que sólo a través de acciones concretas y eficientes se logrará una disminución real de la violencia y una sensación de seguridad en las calles. Se critica que en la democracia, cualquiera puede ser presidente, y que esto puede llevar a tener líderes que quieren hacer las cosas pero no saben cómo. En conclusión, la sociedad debe exigir un trabajo eficiente y eficaz para mejorar la seguridad pública y llevar a los criminales ante la justicia.
Según algunas opiniones, el Estado nunca debió de golpear el panal para que no salieran las avispas. No se puede hacer mucho por quien piensa tal cosa, y no queda más que deducir que es totalmente idiota.

La principal función de un gobierno debería de ser siempre la de procurar que los hombres honrados y los indefensos vivan en paz. El Estado que no puede dar garantías sobre eso da igual si existe o no. Para lograrlo es necesario buscar a los criminales y meterlos a prisión, cuando menos, para que estando ellos adentro los buenos puedan andar afuera libremente.

Entonces no podemos culpar al gobierno de tomar una mala iniciativa, pues hace lo que los ciudadanos honestos esperan de él. Era su obligación golpear el panal, pero si es cierto que después de hacerlo no tuvieron la mas remota idea de cómo capturar a las avispas.
Nuestro gobierno se ha propuesto hacer algo sin saber como. Ser presidente todo mundo lo desea, pero saber hacer las grandes cosas que determinan el futuro de un país, no solo querer hacerlas, es privilegio de unos pocos. Y lamentablemente en la democracia cualquiera puede ser presidente, solo basta querer y tener quien pague la campaña.

Las buenas intenciones nunca son garantía de nada. Únicamente las acciones bien llevadas a cabo pueden dar resultados positivos. De discursos ya estuvo bueno, tampoco estimula nada que siga subiendo la cantidad de armas y de kilos de droga decomisados, lo que realmente importa es que disminuya la violencia, que la seguridad vuelva a las calles, que el terror abandone las mentes de los ciudadanos. Si eso no se consigue, nada, absolutamente nada, tendrá sentido.

No se pueden retirar los elementos federales de las calles para que los delincuentes se sientan seguros y dejen de disparar a diestra y siniestra, porque después lo harán por gusto, o por costumbre, ya que no necesitan justificarse ante nadie. Lo único que realmente puede hacerse es trabajar incansablemente en hacer eficientes los operativos y de esa manera golpear a los criminales hasta lograr ponerles un alto. Porque fingir que no existen solo dará constancia de lo idiota que es nuestra sociedad y de que el miedo ya nos paralizo.

Si no se hace nada enérgicamente ahora, en poco tiempo el miedo nos hará esclavos, el ciudadano honesto aprenderá a que tiene que convivir día a día con criminales, se olvidara, si alguna vez lo supo, que existen la justicia y la libertad, entonces ya no habrá nada que valga la pena, porque a cualquier hombre libre le dará vergüenza haber nacido en un país que se deja someter por el miedo y acepta la esclavitud.
Ojala que el próximo gobierno no llegue con bandera blanca, que la justicia y la paz para los hombres honrados sea su prioridad. Y que, a diferencia de éste, si sepa clavar la espada donde más duele.

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