Incremento de la Violencia Intrafamiliar: Demasiado Absurdo, Exageradamente Cierto

Sobre el incremento de la violencia intrafamiliar de la sociedad colombiana, pérdida de los valores y principios normatividad sobre el asunto, crítica real sobre la descomposición de nuestra sociedad colombiana. Una radiografía de una problemática que aqueja nuestra sociedad.

Bolaño Ardila
Bolaño Ardila
20 de January · 1711 palabras.
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🕘 Resumen

La violencia intrafamiliar es un problema antiguo en Colombia que ha convivido con nosotros de diversas formas. A pesar de su gravedad, muchas veces se ignora o se camufla para justificarla o simplemente para no tomar medidas urgentes y necesarias. La familia es considerada el núcleo de nuestra sociedad, pero actualmente parece que caminamos sin rumbo, esperando constantemente actos aberrantes para criticarlos, horrorizarnos y esconderlos. Sin embargo, la solución no radica en promulgar más leyes bajo la consigna de la severidad, ya que las evidencias demuestran que no detienen ni acaban con el problema. La raíz del problema es mucho más compleja y profunda y requiere de la intervención de todos los miembros de la sociedad, incluyendo el gobierno, la educación, la cultura y la religión. Es necesario comprender que las víctimas de la violencia intrafamiliar no son solo estadísticas, sino seres humanos que merecen respeto y protección. Es momento de mirar hacia adentro y reflexionar sobre nuestras acciones y omisiones en la lucha contra esta problemática.
Si queremos darle un inicio a éste artículo, exposición de ideas o simplemente conjunto de palabras con sentido, sobre algo sin sentido y actual en nuestra sociedad colombiana, empezaremos diciendo que ésta es una problemática de antaño, que en el peor de los casos ha convivido desde siempre con y en nosotros, muchas veces pasando inadvertido (ilógico y poco creíble), otras veces camuflado a través de excusas que antes que justificarla, la empeora, y otras tantas veces tan descaradamente evidente que sólo nos queda asombrarnos, lanzar opiniones de sillón o cometer la desfachatez de apoyarla o ignorarla, sin que por ello se tomen las medidas necesarias y urgentes al respecto.

La Violencia Intrafamiliar, quizá la más importante de hoy en día dada la actualidad social colombiana, entendido esto bajo la consigna de que la Familia es, por excelencia y por mandato constitucional y hasta Divino, el núcleo de nuestra sociedad, esa misma que parece caminar sin brújula alguna, a la espera casi siempre de actos aberrantes, para gritarlos, criticarlos, horrorizarlos y esconderlos, confiando en no sé qué y en que quizás de pronto vendrá la calma, pues después de la tormenta………..viene ella (aún la esperamos).
Sin embargo, la solución no está en volvernos expertos en dictar leyes y más leyes, bajo la consigna de la severidad y en espera de que el resultado será su exterminio y asunto arreglado. No, la evidencia nos demuestra, lamentablemente, que las leyes severas no detienen el problema, mucho menos lo acaban, de ser así, mucho Luis Santiago, en vez de llamárseles “ángeles”, serían “terrícolas vivientes”(en el buen sentido de la expresión), no hijos de madres que lloran desconsoladamente su partida porque sus “padres” aquéllos que se equivocaron en la cuenta espermatozoidica, decidieron solucionar el asunto cegándoles su Derecho a VIVIR o de madres que lloran su Infanticidio a escondidas, bajo el dolor de Madre y nosotros le creemos, antes de revelarnos la sombría verdad: Creación y Destrucción, el Bien y el Mal en una sola persona (Ojo: Madre hay sólo una).

Entonces, nos enfrentamos a vivir y sobrevivir en medio de continuas paradojas, a la mejor manera de la Caja de Pandora, donde todo lo malo quizá aún no está fuera y en donde la esperanza, olvidada casi adrede espera salir de allí, saldrá, tal vez, y después qué? Decidiremos que hacen falta más leyes, más leyes y leyes y leyes... A lo mejor los arts. 5 y 42 de la Constitución Nacional no necesitan ser objeto de revisión alguna, ellos están bien, pero quizás nosotros no; pues es evidente que nos unimos a otra persona para constituirla por amor, respeto y solidaridad, la realidad es otra y las estadísticas, el chisme y todo nuestra idiosincrasia así lo constata.

En definitiva, la Violencia Intrafamiliar, es un síntoma y muy grave de una sociedad enferma, corrompida, amnésica de valores y carente de mucho AMOR, donde a fuerza de costumbre solucionamos nuestra existencia a punta de golpes y de maltratos bajo la creencia absurda de que con violencia se infunde respeto y autoridad (mentiras, sólo generamos miedo y dolor), que con ella educamos a nuestros hijos(falso, o sino que lo diga nuestra descomposición social) y que con ella sí se puede retener a nuestra pareja, llamando amor a un conjunto de disfunciones, haciendo de ella un estilo de vida, una permanente y maniática apología a las cosas insanas y mal intencionadas para con nosotros mismos y para con los demás y al final, como respuesta del día como moraleja de cuento: “con la violencia se resuelven todos nuestros problemas (cuando en realidad sólo es la punta del “iceberg”).

Ahora bien, es increíblemente triste y se agotan las palabras (y mira que nuestra lengua es rica y bella en ellas) ante el escenario de la violencia, por ejemplo, encendemos nuestra televisión para oír y ver las noticias, será por morbo, por interés o porqué sí o quiera Dios, porque esperamos que algún día, uno no muy lejano, todo esto cambie (ojo! un cambio positivo, real y efectivo).

Pues bien, para continuar con los ejemplos claros y puntuales y para colocarnos serios y acorde con la ocasión citaremos la normatividad que regula lo concerniente a la Violencia Intrafamiliar en Colombia:Ley 294 de 1998 (modificada parcialmente por la Ley 575 de 2000) la cual desarrolla el Art.42 de la Constitución Nacional y normas para prevenir, remediar y sancionar la Violencia Intrafamiliar. Sobre la siguiente ley compuesta de 30 artículos llama la atención en lo que concierne a las sanciones impuestas por aquéllas personas que se adecuen a ésta clase de violencia, pues bien, se sancionará las conductas violentas que atenten contra la integridad, la armonía y la unidad de la familia a través de denuncias penales, denuncias que han de hacer las propias víctimas u otras personas que tengan conocimiento de ella y que en la realidad casi nunca se dan y en el evento de darse muchas veces desisten de ella, sea por temor, por las mal llamada conciliaciones entre víctima y victimario que se dan en la casi totalidad de los casos entre sábanas o por mil razones más; o que una vez que se plenamente reconocida la calidad de víctima y se tenga certeza de la gravedad del maltrato y del temor de una posible segunda parte del suceso, el Juez dictará una medida de protección a favor de la víctima en su domicilio y si fuere el caso se extenderá a su lugar de trabajo.Código Penal Colombiano (Ley 599 de 2000 arts. 229- 230; De la Violencia Intrafamiliar) Ley 575 de 2000, que modificó parcialmente la Ley 294 de 1996: Estableció pautas referentes a ordenar el desalojo del victimario del domicilio en donde habita la víctima; prohibirle que se lleve a los hijos fuera del alcance su madre, quien es la víctima; pagar los gastos médicos, psicológicos y psíquicos a costa del victimario y a favor de la víctima o el de obligar al victimario de recibir tratamiento reeducativo y terapéutico; al respecto sobre esto cabe destacar lo siguiente: obligar a una persona violenta que se reeduque cuando nunca ha recibido educación o medianamente haya sido educado es hasta cierto punto contraproducente sin hablar que las cosas forzadas nunca arrojan buenos resultados.

Encuesta Nacional de Demografía y Salud del año 2005 realizada por el Procurador Edgardo Maya Villazón: el sondeo realizado cuatro (4) años atrás por el Ministerio Público arrojó los siguientes resultados que por demás fueron y siguen siendo preocupante:
  • 1 de cada 2 mujeres ha sido golpeada por su esposo o compañero.
  • 2 de cada 5 mujeres vive o ha convivido en pareja han sido víctima de agresiones físicas por parte de su compañero.
  • 22 de 100 mujeres golpeadas se atrevieron a quejarse, buscar ayuda o denunciaron a sus agresores.
  • La quinta parte de las mujeres víctimas de agresiones físicas por parte de esposo o compañero acudió a un médico o establecimiento de salud para recibir tratamiento o información.
  • La Violencia Intrafamiliar es invisible para los prestadores de servicios, en general porque las personas no denuncian, y cuando denuncia o no se les cree o no son atendidas o cuando son atendidas el trato no es adecuado, o cuando las tratan bien, la respuesta no resuelve o no responde las expectativas, necesidades o al restablecimiento de los derechos de a víctima.
  • Se ha incrementado las denuncias en contra de la Violencia Intrafamiliar, sin embargo las instituciones del Estado no cuenta con la capacidad de dar la respuesta requerida.
  • La Violencia Intrafamiliar causa daños reales para la vida y salud de quienes la sufren.
Ahora, dicho lo anterior, cabe preguntarse qué hace que las personas se griten, se golpeen, se humillen y hasta se maten, porque ese afán por destruirnos, por deshumanizarnos, ¿por qué?......... No entiendo y me abruma como un Hombre (o la cuota de él) golpea a su Mujer, luego le ofrece un par de disculpas baratas y mecánicamente aprendidas, totalmente sin sentirlas, la convence y ella se deja convencer de que le hace el amor y, luego la vuelve a golpear y después la asesina (qué clase de amor es ese? Respuesta: Ninguno); o la Mujer(o la cuota de ella) que por celos mata a su marido porque se cansó de sus “cachos” y entonces, porqué no se fue, porqué quedarse…… la solución era matarlo, acabar con una vida, en realidad con dos vidas, la vida de él y la vida de ella; Moraleja: cementerio y prisión como opciones de vida. Es real que disparemos a quemarropa o le propinemos veinte y tantas puñaladas a la persona que supuestamente amamos o amenacemos con granada y pistola en mano colocando a todo un país en vilo, para que el resultado sea tristemente el mismo: Muerte.

En verdad, los índices de violencia son alarmantes, patéticos pero sobre todo reales, no hace falta ver la televisión o leer el periódico amarillista de $500 pesos, nos enteramos por la vecina que ya ni se toma la molestia de ocultar la paliza nocturna que le propinó su romeo tras un maquillaje barato de todo a quinientos, o por el escándalo de fulana y sutana que defienden lo suyo, mientras se comen a golpes e insultos y alegran así la cuadra según versiones criollas del barrio o porque en definitiva creo que el aire ya huele a ella: a violencia.

En últimas, quizás hemos avanzado a pasos de Goliat en ciencia y tecnología y ello es aplaudible, cada vez los celulares, los televisores plasma o los Ipod son minuto a minuto más sofisticado, quizás también nosotros lo somos, ya no pateamos o damos simples puñetazos, ahora sofisticadamente disparamos o detonamos granadas (ciertamente grandes avances para cometer delitos, ciertamente, sin objeciones, el gran retroceso de la especie humana).

Moraleja: Fuimos hecho por y para el AMOR, en qué momento nos desviamos del camino y tontamente aprendimos a odiar, tan tontos que casi se nos olvida amar y de aquél odio aprendido cada vez aprendemos más.

Autor: Nairobis Bolaño Ardila
Estudiante egresada de Derecho de la Universidad Popular del Cesar
Oriunda de el Departamento de La Guajira

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