Tipos de Calderas de Gasóleo

Dentro de la amplia gama de calderas que existen en el mercado, las calderas de gasóleo siguen teniendo una cuota de mercado considerable, aunque una gran parte de las instalaciones hayan pasado a ‘alimentarse’ de Gas Natural o energía solar

Leonardo Osorio
Leonardo Osorio
16 de July · 363 palabras.
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🕘 Resumen

A pesar de la amplia variedad de calderas disponibles en el mercado, las calderas de gasóleo aún tienen una considerable cuota de mercado, aunque muchos usuarios hayan optado por el gas natural o la energía solar. Las calderas de gasóleo suelen ser más baratas de instalar y tienen una vida útil muy larga, ya que este combustible no desgasta la instalación. Existen tres tipos de calderas de gasóleo: las de tiro natural, las estancas y las de condensación. Las de tiro natural toman el aire necesario para la combustión del lugar en el que se instalan, mientras que las estancas cuentan con ventiladores internos que permiten cerrarlas. Las de condensación aprovechan el excedente de gases producidos durante el proceso de combustión para producir más energía, lo que supone un importante ahorro de energía. Aunque las calderas de gasóleo pueden ser una opción viable en algunos casos, es importante que la instalación corra a cargo de profesionales para evitar problemas en el futuro.
 Dentro de la amplia gama de calderas que existen en el mercado, las calderas de gasóleo siguen teniendo una cuota de mercado considerable, aunque una gran parte de las instalaciones hayan pasado a ‘alimentarse’ de Gas Natural o energía solar. La instalación de una caldera de gasóleo suele ser más barata, y la vida útil del producto es muy larga debido a que este combustible no desgasta la instalación (incluso la mejora). A continuación, detallamos cada tipo de caldera de gasóleo y sus pros y contras.

Calderas de tiro natural: Son aquellas calderas de gasóleo que reciben el aire que necesitan para el proceso de combustión del lugar donde están instaladas, y expulsan los gases residuales hacia el exterior de la vivienda o local a través del tiro natural, de un tubo externo. No pueden ser cubiertas por ningún elemento y deben tener a su alrededor espacio suficiente como para captar sin problemas aire ‘limpio’. Hay que cerciorarse en todo momento de que ese tubo de salida no esté obstruido para garantizar el buen funcionamiento de la caldera, además de evitar olores y problemas derivados del retorno del humo hacia el interior del local donde se encuentre la instalación.

Calderas estancas: A diferencia de las de tiro natural, no necesitan aire externo para funcionar, ya ventiladores interno realizan esa labor y la de expulsión de los gases, lo que permite recluirlas en armarios y colocar objetos a su alrededor sin miedo alguno. Son más seguras, ya que los conductos de entrada y salida son independientes entre ellos.

Calderas de condensación: Poseen todas las ventajas del gasóleo, pero además inciden en el ahorro energético, ya que aprovechan el excedente de gases producidos durante el proceso de combustión para producir más energía, lo cual provoca un importante ahorro para el cliente. Excepto en este aspecto, su funcionamiento es similar a las estancas. Requieren una inversión inicial mayor, pero se amortizan en poco tiempo.
Sea cual sea la elegida entre estas calderas de gasóleo, la instalación debe correr a cargo de profesionales cualificados que garantizan seguridad y eficiencia.

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