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No cabe la menor duda que aprender idiomas es uno de los legados más importantes que los padres pueden dejar a sus hijos. Sin embargo, no todos los niños y adolescentes tienen la misma facilidad para aprender un lenguaje extranjero.

Roberta Solís
Roberta Solís
14 de April · 324 palabras.
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🕘 Resumen

El aprendizaje de idiomas es un importante legado que los padres pueden dejar a sus hijos, pero no todos tienen la misma facilidad para hacerlo. Por eso, para motivar a los niños y adolescentes a aprender un nuevo idioma, se pueden combinar enseñanza y un incentivo, como un viaje al extranjero. Viajar al extranjero para aprender un idioma tiene un atractivo sin igual donde los jóvenes pueden dar rienda suelta a su espíritu aventurero mientras aprenden un idioma. A pesar de la preocupación de los padres por la seguridad de sus hijos, es clave confiar en institutos con gran experiencia en la materia. Estos viajes suelen durar no más de dos semanas, pero su efectividad es probada. Los alumnos adquieren una gran soltura y aumentan notablemente su capacidad comunicativa en muy pocos días gracias a la exposición constante al idioma. Además, aprenderán sin darse cuenta, ya que los buenos cursos en el extranjero deben incluir actividades de ocio y recreativas que faciliten la socialización y el aprendizaje del idioma. En resumen, es una situación en la que todos ganan, tanto los padres como los niños.
 No cabe la menor duda que aprender idiomas es uno de los legados más importantes que los padres pueden dejar a sus hijos. Sin embargo, no todos los niños y adolescentes tienen la misma facilidad para aprender un lenguaje extranjero. En estos casos, lo ideal es combinar la enseñanza con un incentivo, como es un viaje al extranjero. Además, el viajar sin la compañía de los padres para aprender francés en Canadá o unirse a un programa de inglés en Estados Unidos tiene un atractivo sin igual, donde los jóvenes podrán dar rienda suelta a su espíritu aventurero, a la par que realizan una actividad de gran valía para su futuro.
Sin embargo, no todos los padres se deciden por este tipo de viajes en un primer momento, ya que la seguridad es uno de los temas de mayor importancia. La clave es confiar en un instituto con una gran experiencia en la materia, donde los padres puedan tener acceso a los testimonios de los muchos casos de éxito y a las narraciones de las fabulosas experiencias que los niños y adolescentes han atravesado.
Por lo general, suelen ser viajes cortos, de no más de dos semanas de duración. A pesar de esto, la efectividad de estas inmersiones en otro idioma es de probada eficacia. En muy pocos días los alumnos adquirirán una gran soltura y aumentarán de forma notable su capacidad comunicativa, gracias a la exposición constante al idioma que se desea aprender. Además, aprenderán sin darse cuenta, pues un buen curso en el extranjero debe incluir actividades de ocio y recreativas que no son sino excusas para que el alumno socialice, haga amigos y, en definitiva termine por usar el lenguaje en cuestión. En conclusión, es una situación en la que todos ganan, tanto los padres como los niños.

Roberta Solís: Consejos para aprender francés en Canadá o unirse a un programa de inglés en Estados Unidos

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